miércoles, 9 de diciembre de 2015

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EN CONSTRUCCIÓN


"Hola me llamo Ana, tengo 44 años y soy una aragonesa afincada en el Baix Empordà" 

Así rezaba el preámbulo de cada artículo allá por 2014 cuando empecé esta andadura bloggera. Muchas han sido pues las experiencias contadas en estos casi dos años que he estado con vosotros.

Como muy bien sabéis queridos míos (os llamo así porque ya formáis parte de mi vida y yo, quiero creer, que también formo parte de la vuestra), las cosas han cambiado bastante, así que a partir de ahora el encabezamiento debería rezar de la siguiente manera: "Hola, me llamo Ana, tengo 46 años y soy una aragonesa afincada en Calatayud (Zaragoza)".


Bueno, sea como fuere, he retornado a mi lugar de nacimiento. Como ya habréis leído en los artículos anteriores, decidí poner en manos de la "providencia" el hecho de quedarme en La Bisbal, donde a nivel laboral, parecía que todas las puertas, poco a poco, se me iban cerrando, o pedir traslado y volver a Calatayud, cosa que a mi la primera se me antojaba casi imposible.

Pues resulta que Dios en su infinita sabiduría parece que no pensaba igual que la mayoría de los mortales con los cuales hable, puesto que, todos ellos y yo incluida, nos sorprendimos enormemente al comprobar que el tan lejano traslado no lo era tanto. 
Ya estoy viviendo en Calatayud y a punto de tomar posesión en mi nuevo destino el día 1 de Diciembre.
Lo cual seguro que formará parte de los sucesivos artículos a partir de ahora.


Las reacciones de la gente al verme otra vez por las calles de Calatayud han sido de lo más dispares.

La mayoría ha decidido que he vuelto para estar cerca de mi madre y de mi tía (véase yayas porculeras), o que he estado esperando mucho tiempo para volver, cosa que por fin he conseguido, porque como en tu casa y en tu tierra no se está en ningún sitio. 

También son muchos los que piensan que Cataluña ahora no es el mejor sitio donde estar porque con eso de la independencia la cosa se va a poner muy fea y en casa estoy a salvo de esos catalanes independentistas a los que les falta un tornillo.

Cómo si por obra y gracia de Artur Mas, a la menor de cambio, Cataluña se hubiera llenado de gente indeseable con la cual es imposible vivir, o algo así. 

Esa, no ha sido ni mucho menos mi experiencia.
Estoy muy satisfecha del tiempo que he pasado en La Bisbal. A mí me ha servido de mucho y agradezco a "esos catalanes facinerosos" lo bien que me han acogido todos estos años.

Estoy lejos de sentirme catalana, pues no lo soy, pero me alegro un montón de poder tener una opinión propia de cómo es Cataluña y cómo son los catalanes, sin que me influya todo lo que se dice en televisión.

El otro día fui a ver "Ocho apelllidos catalanes" porque tenía morriña y todo fijate.


Sea cual sea la reacción es curioso que muy poco gente, o casi nadie, para ser más exacta, me ha preguntado porque he decidido volver.

Simplemente los observo.

Y los observo además con curiosidad porque me interesa sobremanera descubrir la razón por la que creen todos tener la piedra filosofal que explica mi regreso. Cada persona con la que me cruzo por la calle se monta una película diferente y no tienen ningún interés en escuchar razón alguna que yo pueda decirles para explicar este retorno.


Sólo les interesa lo que piensan ellos, es curioso.

En estos días también me he topado con gratas sorpresas: con amigos con los que había perdido el contacto hace ya tiempo. Porque la distancia marca a veces más de lo que llegas a pensar.

Uno de estos amigos me preguntó  ¿te ha dado pena venirte? y le contesté con toda sinceridad, "la verdad es que si. He dejado allí mucha gente a la que quiero, mi casa, un entorno que ya era más familiar y cotidiano que este porque, quieras o no, doce años son mucho tiempo". Y, para mi sorpresa, me dio una lección que yo no había tenido en cuenta; me dijo "ahora recuperarás a los amigos que dejaste aquí".

Si, es verdad. Aquí también dejé mucha gente, que durante este tiempo, me ha echado de menos. Y no veo mejor momento para volver a retomar su amistad y su compañía. Poco a poco.


Veo este Calatayud con ojos diferentes. Las antiguas sensaciones de agobio que me producían los chismes de la gente ahora me divierten sobremanera.

Como este blog no es visual no podéis ver el "look" que llevo pero os lo cuento en dos palabras SUMAMENTE ESCANDALOSO. Un pelo muy corto, teñido de varios colores entre los cuales figura, por ejemplo, el morado y el naranja, con la parte de delante más larga que ato con una coleta. 

Uyyyy, lo que me han "admirado" todas las amigas de las yayas porculeras. 

Y lo que me divierto yo con ello. A algunos les digo que me había apuntado a un curso de submarinismo y me teñí así el pelo porque no había bastantes salvavidas, a otros que esto es por un bien social porque así los yayos que me miran y critican, ese día ya se han entretenido en algo y no tienen que ir al médico.

En ese aspecto me lo estoy pasando "pipa".

Bueno, aún me queda algo importante que es: aterrizar en mi nuevo puesto de trabajo.
Estoy algo nerviosa porque es un comienzo nuevo, en un sitio distinto y con compañeros distintos y, aunque me veo capaz de salir airosa de la situación, tengo los nervios propios del primer día de colegio. Pero todo esto, queridos míos, ya será harina de otro costal. Y ya os lo iré contando puntualmente conforme vaya sucediendo.

Pst: Estoy escribiendo estas líneas desde la biblioteca municipal. Me ha sorprendido gratamente tanto lo genial de las instalaciones como la amable bienvenido del personal. Un usurio me ha ayudado con la Wifi nada más llegar.

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